Hace tiempo escuche que hay una gran diferencia entre experiencia y antigüedad.
A medida que me hago más viejo me doy cuenta que las historias obligan al historiador a presentar una conclusión, moraleja o enseñanza y es entonces cuando la antigüedad se transforma en experiencia.
Es impresionante darme cuenta la cantidad de historias propias o prestadas que utilizo para alentar, motivar, convencer, etc. a las personas que tengo la bendición de conocer.
La historia cuando Eduardo y yo hablamos de disfrutar los retos de trabajar en Lean Six Sigma frente a la resistencia que encontraríamos por parte de los líderes al cambio, la historia del Focus, la de la natación en Erie, las historias mías con mi familia, etc.etc., la lista parece interminable. Cada una dirigida con un propósito específico.
Cada historia tiene el objetivo de dejar ver a los demás, mis fracasos, mi lucha, y poder así mostrar una empatía hacia las situaciones que las personas me comparten.
Me divierte escuchar y contar historias y me doy cuenta a través del tiempo de la importancia de recolectar experiencias que se transformen en historias que se puedan convertir en tesoros al utilizarlas en el momento y con la persona adecuada.
Gracias a mis amigos de C. A. por permitirme compartir mis historias pero más aún por abrirme su corazón para contarme las de ustedes.
Que Dios bendiga a mis amigos Pura Vida, Nicas y Salvadoreños.
